29/10/2025
El creciente interés por descubrir los rincones más auténticos de la Comunidad de Madrid ha convertido a las Villas de Madrid en protagonistas indiscutibles del turismo rural. Este programa, impulsado por el Gobierno regional, reúne once localidades reconocidas por la riqueza de su patrimonio cultural, sus recursos gastronómicos, enoturísticos y naturales, y su capacidad para ofrecer experiencias únicas que conectan al viajero con la esencia más pura de la tradición madrileña. Desde pueblos medievales amurallados hasta enclaves donde la historia, el arte y la naturaleza se dan la mano, las Villas de Madrid son una invitación a descubrir un Madrid diferente, donde el tiempo parece detenerse y cada rincón guarda una historia por contar.
MadRural cuenta con diez de estas Villas de Madrid repartidas a lo largo de sus cuatro territorios. Buitrago del Lozoya, Chinchón, Colmenar de Oreja, Manzanares El Real, Nuevo Baztán, Patones, Rascafría, San Martín de Valdeiglesias, Torrelaguna y Villarejo de Salvanés conforman este selecto grupo de destinos que han sabido conservar su autenticidad rural mientras desarrollan una infraestructura turística de calidad. Cada una de estas villas ofrece al visitante un universo propio de sensaciones, desde la contemplación de murallas centenarias hasta la degustación de vinos con denominación de origen, pasando por la exploración de bosques encantados o la inmersión en museos sorprendentes. El denominador común de todas ellas es su capacidad para transformar una simple escapada en una experiencia memorable, llena de matices y descubrimientos.
Las Villas de Madrid son auténticos custodios del patrimonio histórico y cultural de la región. Buitrago del Lozoya, con su recinto amurallado medieval perfectamente conservado, transporta al visitante a los tiempos de la conquista cristiana. Sus murallas, declaradas Monumento Nacional en 1931, se reflejan en las aguas del río Lozoya, creando una estampa de belleza incomparable. Además, esta localidad alberga el Museo Picasso-Colección Eugenio Arias, un espacio singular que guarda más de sesenta obras que el genial artista malagueño regaló a su peluquero, convirtiendo la visita en una doble experiencia cultural que fusiona la grandeza medieval con el arte del siglo XX.
Chinchón destaca por su inconfundible Plaza Mayor de estructura ovalada, un escenario único en España que ha sido testigo de festividades, festejos taurinos y mercados desde el siglo XV. Perderse por sus calles empedradas, contemplar los balcones de madera que rodean la plaza y degustar el famoso anís chinchonero en alguno de sus bares tradicionales es sumergirse en la esencia de la arquitectura popular castellana. El Parador y el castillo del siglo XV completan un conjunto patrimonial que invita a detenerse y disfrutar de cada detalle.
Nuevo Baztán representa un ejemplo excepcional de urbanismo ilustrado del siglo XVIII. Diseñado por el arquitecto José de Churriguera por encargo del empresario Juan de Goyeneche, este conjunto histórico-artístico barroco incluye el imponente Palacio de Goyeneche y la Iglesia de San Francisco Javier. La villa fue concebida como un complejo industrial avanzado que contribuyó a la modernización de la España borbónica, y hoy se erige como un testimonio fascinante de aquella época de innovación y ambición. Visitar sus bodegas históricas, diseñadas también por Churriguera, y disfrutar de catas de vino maridadas con productos locales, añade un toque gastronómico a la experiencia cultural.
Torrelaguna, cuna del cardenal Cisneros, conserva un patrimonio impresionante que incluye la Iglesia de Santa María Magdalena, obra maestra del gótico madrileño, el antiguo Hospital de la Santísima Trinidad y el Pósito, además de su cuidado casco histórico. Asomada al río Jarama, esta villa señorial invita a pasear por sus calles mientras se descubren las leyendas que rodean a sus edificios centenarios. La alhóndiga del siglo XIV, hoy convertida en el restaurante Alfolí de la Sal, permite degustar cocina castellana tradicional en un marco histórico incomparable.
La riqueza natural de las Villas de Madrid es otro de sus grandes atractivos. Rascafría, situada en el hermoso Valle del Lozoya y a los pies del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, combina naturaleza y espiritualidad. El Monasterio de Santa María del Paular, joya del arte monacal que alberga obras de Vicente Carducho, se encuentra rodeado de frondosos bosques que invitan al senderismo y la contemplación. Las piscinas naturales de Las Presillas son un refrescante destino en verano, mientras que en invierno los paisajes nevados ofrecen un espectáculo de belleza serena. Como curiosidad, Rascafría esconde en su casco urbano la fábrica de Chocolate Natural San Lázaro, un pequeño paraíso para los amantes del chocolate artesanal.
Manzanares El Real, dominado por el imponente Castillo de los Mendoza, es la puerta de entrada a La Pedriza, una de las formaciones rocosas más espectaculares de la Sierra de Guadarrama. Este castillo, el mejor conservado de la Comunidad de Madrid, ofrece visitas guiadas que narran la historia de la nobleza madrileña. El municipio celebra cada primer fin de semana de mes su Mercado Artesano, donde más de cuarenta puestos despliegan productos locales elaborados por artesanos de la zona: quesos, cervezas, chocolates, cestería y obras pictóricas que garantizan la calidad y la tradición de oficios ancestrales.
San Martín de Valdeiglesias, en la Sierra Oeste, es sinónimo de enoturismo de excelencia. Sus vinos, con subdenominación propia dentro de la D.O. Vinos de Madrid, destacan por la calidad de sus cepas de garnacha y albillo real. El Castillo de la Coracera y la proximidad al embalse de San Juan convierten esta villa en un destino perfecto para combinar historia, vino y deportes acuáticos. Una visita imprescindible es el Bosque Encantado, un espacio mágico donde más de trescientas esculturas vegetales, fruto del arte topiario, se despliegan entre laberintos, cactus y una cascada natural, creando un ambiente de fantasía única.
Colmenar de Oreja, epicentro de la producción vinícola de Las Vegas y la Alcarria Madrileña, celebra cada mayo su Feria del Vino, un evento que reúne a más de veinte bodegas de la región para ofrecer catas, degustaciones de aceite y productos típicos como quesos artesanos y dulces tradicionales. Su Plaza Mayor porticada y el Museo Ulpiano Checa completan la oferta cultural de esta villa, que también destaca por su tradición alfarera.
Patones de Arriba, con su insólita arquitectura de pizarra negra, es uno de los pueblos más fotogénicos de Madrid. Sus calles estrechas y empedradas invitan a paseos tranquilos que conducen a rincones llenos de encanto. La innovación ha llegado también a este pueblo con la apertura de La Cata Gastromarket, el primer mercado gastronómico de la Sierra de Madrid, donde disfrutar de productos locales, saludables y sostenibles en un ambiente acogedor con vistas espectaculares.
Villarejo de Salvanés, antigua capital de la Encomienda Mayor de Castilla, ofrece vistas panorámicas sobre la Alcarria Madrileña desde su atalaya. Su Museo del Cine, el primer museo de cine profesional de España, alberga una de las colecciones de proyectores más importantes de Europa, con piezas de Edison y de los Hermanos Lumiere, convirtiendo la visita en un fascinante viaje por la historia del séptimo arte.
Muy cerca de la Sierra Oeste de Madrid, tampoco puedes obviar una visita a Navalcarnero, sorprende con su red de cuevas y túneles subterráneos que antiguamente se utilizaban como fresqueras para conservar alimentos y vino. Hoy es posible recorrer algunos tramos de estas galerías y comer en bodegas-cueva como las Cuevas del Príncipe, que ofrecen cocina castellana en un entorno singular. En superficie, la Plaza de Segovia es el corazón de la vida local, donde degustar vinos con D.O. Vinos de Madrid y sumergirse en la tradición vinícola del municipio.
Las Villas de Madrid son, en definitiva, un conjunto de destinos que invitan a descubrir la autenticidad del territorio madrileño. Cada una ofrece experiencias diferentes pero igualmente enriquecedoras: desde remar en kayak a los pies de murallas medievales hasta degustar el cocido de taba en Chinchón, pasando por recorrer bosques encantados o disfrutar de sesiones musicales en alhóndigas centenarias. La combinación de patrimonio histórico, riqueza natural, gastronomía de calidad y una oferta turística cuidada hacen de estas once localidades el destino perfecto para quienes buscan conectar con las raíces más profundas de Madrid, disfrutando de experiencias memorables en entornos que han sabido preservar su esencia a lo largo de los siglos.