La fragua de un imperio. Cortes de poetas, guerreros y princesas

San Martín de Valdeiglesias

Castillo de la Coracera

Declarado Bien de Interés Cultural en 1949

Algunas fuentes se aventuran a datar la construcción del Castillo de la Coracera en 1434, argumentando que D. Álvaro de Luna entregó 30.000 maravedíes a los monjes aquel año como pago por la propiedad del pueblo y señorío de San Martín de Valdeiglesias. Al igual que toda la comarca, el territorio donde actualmente se levanta el castillo pertenecía a las tierras de abadengo del monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias.

D. Álvaro de Luna fue el personaje más insigne y poderoso de la corte en su tiempo,llegando a eclipsar en muchas ocasiones al propio rey. Su fama llegó a oídos de los poetas tan ilustres como D. Juan de Mena y D. Juan de Manrique, que le rindieron tributo en sus obras.

Don Álvaro de Luna fue ajusticiado por la influencia ejercida por sus múltiples enemigos en 1453, dos años después del nacimiento de la princesa Isabel. Pero curiosamente sus destinos se vieron entrelazados más allá de la muerte. Y es que Isabel de Portugal, madre de la pequeña Isabel, fue una de las más instigó contra Don Álvaro para romper la fuerte unión que existía entre éste y su marido, el rey Juan II. Puede que la reina emponzoñara la relación entre ellos, pero no parece tan claro que fuera la archienemiga del valido que algunos han querido dibujar. Cuando la reina decidió recluirse en Arévalo, aquejada de una fuerte depresión que le nublaría la razón, se hizo acompañar de Gonzalo Chacón, la persona que más había defendido a Álvaro de Luna durante su proceso. Fue a él a quien encargó más tarde la custodia de sus dos hijos, Alfonso e Isabel. Desde luego ese no es el comportamiento que cabría esperar de una adversaria acérrima de Luna.
Durante cuatro décadas, Arévalo fue una suerte de prisión voluntaria que agudizó la depresión de la reina viuda. Las crónicas tradicionales la presentan enajenada y vagando por los pasillos del castillo, atormentada por el remordimiento, gritando enloquecida la archiconocida frase: «¡Don Álvaro, Don Álvaro!».

Cadalso de los Vidrios

Palacio del Marqués de Villena

Declarado Bien de Interés Cultural

De este palacio salió Enrique IV camino a la venta de los Toros de Guisando para declarar a su hermanastra Isabel heredera de Castilla y al palacio volvieron todos juntos después de la ceremonia para seguir celebrando durante varios días el feliz acontecimiento.
Hubo problemas para albergar y dar de comer (y hasta de beber) a tanto invitado y, al cabo de doce días de festejos, se marcharon de Cadalso. El rey y los suyos pusieron rumbo a Casarrubios del Monte, en Toledo y la princesa y su séquito a Ocaña, mientras otros invitados siguieron los caminos de Cebreros y Yepes.
Este palacio fue mandado construir por D. Álvaro de Luna como residencia de verano. En su origen fue un castillo-fortaleza. En el siglo XVI se transformó en el bello palacio renacentista que es ahora, pero sin perder su aspecto de fortaleza. Tras su ajusticiamiento en 1453, los bienes del condestable fueron repartidos entre su viuda, Juana Pimentel y el rey Juan II, quien se quedó con las propiedades de Cadalso. Más tarde, se hizo cargo del mismo Juan Pacheco, marqués de Villena, mayordomo mayor y privado de Enrique IV. Pero la propiedad le duró poco debido a su alianza con el partido
de “la Beltraneja”, decisión que le valió al marqués la pérdida de Cadalso y Escalona.
Precisamente la reina Isabel fue dueña del señorío de Escalona y Cadalso y, por lo tanto, del palacio que formó parte de su dote matrimonial. Cuenta una leyenda que D. Álvaro de Luna apenas visitó este palacio porque una hechicera le predijo que moriría en “cadalso” y, curiosamente, así fue. El todopoderoso condestable de Castilla moriría en cadalso público en la Plaza Mayor de Valladolid el 2 o 3 de junio de 1453. La hechicera no se equivocó…
Aunque el palacio no se puede visitar por ser residencia privada, sí podemos pasear por el parque público formado por los jardines y alrededor del magnífico estanque de la huerta del palacio.

Pelayos de la Presa

Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias

Declarado Monumento Histórico Artístico en 1967 y refrendado 1983 como Monumento Histórico Artístico de Carácter Nacional

Entre las posesiones de D. Álvaro de Luna estaban los pueblos de Aldea del Fresno, Villa del Prado, Cadalso de los Vidrios, Rozas de Puerto Real y Cenicientos. Un amplio territorio que gobernaba desde la fortaleza de Escalona y a veces desde el castillo de la Coracera.
Castillo que mandó construir en el municipio de San Martín de Valdeiglesias tras pagar 30.000 maravedíes por la propiedad de esta villa al abad del monasterio de Santa María La Real de Valdeiglesias. Las ruinas de aquel lugar constituyen uno de los conjuntos patrimoniales más importantes de la Comunidad de Madrid. Su relevancia radica no solo en su peso histórico, artístico, económico y cultural, sino que además cuenta con el privilegio de ser el monasterio más antiguo de la Comunidad y único de la orden del Císter.

A su alrededor se articularon los ejes de comunicación y se asentaron las comunidades primigenias que serían el embrión del repoblamiento definitivo de esta parte de la comarca. Entre sus muros nos esperan nueve siglos de historia plasmada en una imponente arquitectura cuyos estilos (mozárabe, románico mudéjar, románico cisterciense, gótico isabelino, renacentista esculariense y barroco) dan fe del paso del tiempo.

Gargantilla del Lozoya

Ermita de Santiago

Declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Histórico en 2018

El 26 de octubre de 1470 se produjo el encuentro del rey Enrique IV y el sequito que acompañaba a la niña Juana con la Embajada francesa del Conde de Boulogne que representaba al Duque de Guyena, hermano de Luis XI, rey de Francia.
Juana llegó en Cortejo Real desde el castillo de Buitrago, donde se hallaba bajo la custodia y protección de D. Iñigo de Mendoza, marqués de Santillana. Y en esta pequeña iglesia de estilo gótico mudéjar, emplazada en un paraje natural de gran belleza, se produjeron las capitulaciones matrimoniales entre el Duque de Guyena (representado por el Conde de Boulogne) con la princesa Juana, de 8 años de edad.
En ese mismo acto, los nobles castellanos juraron a la princesa Juana como legitima heredera al trono, desposeyendo a Isabel del título de heredera, que ostentaba desde el Pacto de Guisando, firmado el 19 de septiembre de 1468.

Buitrago del Lozoya

Castillo y murallas

Declarado Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural en 1993

El Marqués de Santillana, quién mandó levantar el Alcázar de los Mendoza en Buitrago del Lozoya en el siglo XIV, fue uno de los muchos enemigos que tuvo D. Álvaro de Luna, señor del castillo de la Coracera de San Martín de Valdeiglesias. Entre sus muros encontraron refugio Juana “la Beltraneja” y su madre Juana de Portugal, ya que la poderosa familia de los Mendoza siempre fue partidaria de su facción.
Los restos del antiguo alcázar se ven rodeados por uno de los recintos amurallados mejor conservados de la Comunidad de Madrid. Un recorrido de 800 metros, por unos muros llenos de historia, con unas vistas impresionantes a los meandros del río Lozoya.

Torrelaguna

Iglesia de Santa María Magdalena

Declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento histórico en 1983

En el siglo XV, la época de mayor esplendor de Torrelaguna, se construyó la iglesia de Santa María Magdalena. Se trata de un bello ejemplo del gótico flamígero madrileño y lugar de descanso del poeta Juan de Mena. “Feliz patria, dicha buena, escondrijo de la muerte, aquí le cupo por suerte, al poeta Juan de Mena”.

Su gran amigo y admirador, el Marqués de Santillana, le dedicó estos versos en su lápida ya que Juan de Mena tuvo la desdicha de morir en 1456 en Torrelaguna en un desgraciado accidente de caballería cuando se dirigía a pasar una temporada al alcázar de los Mendoza en Buitrago del Lozoya. En la calle que lleva su nombre se cree que murió el poeta, autor de versos como estos:

Vuestros ojos, que miraron
con tan discreto mirar,
firieron y no dejaron
en mí nada por matar

Torrelaguna vio nacer en 1436 al que sería otro de los personajes decisivos en nuestra historia del siglo XVI: el cardenal Cisneros. Un hombre que gobernó la corona de Castilla en dos ocasiones por incapacidad de la reina Juana. Entre 1506 y 1507 presidió el Consejo de Regencia que asumió el gobierno castellano tras la muerte del rey Felipe el Hermoso en espera de la llegada de Fernando el Católico. Entre 1516 y 1517 volvió a asumir el gobierno tras la muerte del rey Fernando y en espera de Carlos I.

Santorcaz

Iglesia de San Torcuato y el Castillo de Torremocha

El principal monumento de Santorcaz es el conjunto formado por la iglesia y los restos del castillo de Torremocha, una fortaleza con mucha historia que contar. Se insinúa que fueron los templarios quienes la levantaron y añaden las mismas fuentes que entre sus muros estuvieron presos el cardenal Cisneros, cuando todavía no entendía de labores de Estado; el rey de Francia, Francisco I, (prisionero de Carlos I tras la Batalla de Pavía en 1525), la princesa de Éboli, aquella enigmática dama de la corte de Felipe II y Rodrigo Calderón, marqués de Sieteiglesias, ajusticiado en la Plaza Mayor de Madrid con gran dignidad.

Villarejo de Salvanés

Torre del homenaje y Casa de la Tercia

Declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica en 1992

Don Álvaro de Luna fue Maestre de la Orden de Santiago y en Villarejo de Salvanés podrás conocer el castillo de esta orden militar que estuvo al mando de la Encomienda Mayor de Castilla. Desde lo alto de la Torre del Homenaje comprenderás porque esta poderosa orden instaló su sede en Villarejo de Salvanés, ya que desde sus alturas se domina el paso entre las dos Castillas y se contempla un paisaje único de la Comunidad de Madrid. El origen de Villarejo de Salvanés surge en torno a esta fortaleza cuando, a mediados del siglo XIII, la Orden Militar de Santiago impulsó la creación de un nuevo asentamiento situado en el entorno de una antigua atalaya con la intención de reforzarla.

El rey Enrique IV, hermano de Isabel la Católica, también vivió en esta Torre del Homenaje. Fue aquí donde se hicieron las negociaciones de matrimonio de la princesa Isabel, con Alfonso V de Portugal. Visita también la Casa de la Tercia, que fue propiedad y centro administrativo de la Encomienda Mayor de Castilla. En ella se almacenaban y procesaban la tercera parte de los tributos recibidos, destinados al propio Comendador de la Orden de Santiago, hecho del que deriva su nombre “Tercia”. Hoy en día alberga un interesante Museo Etnográfico.